The Trumpeter

La semana pasada hubo un incidente histórico: una marea de manifestantes trumpistas entraron en el capitolio de Estados Unidos y evitaron la votación que certificaría a Joe Biden como el próximo presidente. La presencia de violencia política, tan característica de una «Latinoamérica menos socialmente desarrollada» se hizo presente en el ya no tan impoluto norte, demostrando que la bajeza social no es exclusiva de un tipo de país pero ¿Cómo se llegó a esto?

Para explicarlo (o atravesarlo), intente construir una pequeña experiencia que acompañe a la reflexión sobre los tiempos temblorosos en los que vivimos. Les presento The Trumpeter.

Un motor simple para gobernarlos a todos

Apenas lo llamaría juego. Es más como una experiencia donde te mueves por los escenarios, hablas con la gente y ves como la historia se desenvuelve a tu alrededor (un walking simulator cualquiera ). No hay un objetivo real, ni barreras que te impidan pasar a la siguiente habitación sin haber descubierto todos los bits de historia; el único combustible del jugador es su propia curiosidad y las flechas que indican la interacción requerida para progresar.

El juego fue realizado en el motor Bistsy por dos grandes razones. Primero, es muy sencillo de utilizar, no requiriendo tanto tiempo como para plasmar algo coherente y estéticamente uniforme. Su baja complejidad era ideal para lo que quería realizar, además de que venía buscando una excusa para utilizarlo hace tiempo.

El otro gran motivo era reflejar la ironía de la problemática. Reconociendo que el tema es complejo y que un juego realizado en menos de 48 horas por una persona que no es un experto en el tema no podría más que ser superficial, opte por un motor que me permitiese reflejar estas limitaciones tanto en la visual como en el funcionamiento el juego mismo. Una manera interesante de modelar pequeñas ideas.

Directo y al punto. Con Bitsy no se puede ser sutil.

Un juego simple sobre un tema complejo

Es un juego simple que ofrece una visión simple, en respuesta a las que suelen surgir alrededor de problemáticas sociales polarizantes ¿Cuántas veces hemos escuchado el descarte de debate al reducir a un grupo problemático a una bandada de locos, irracionales, mala gente en general? ¿Qué podemos sacar de esos estereotipos sino un repudio por un grupo que se siente hostilizado y, por lo tanto, reaccionara inevitablemente de forma aún más violenta al no sentirse escuchado? Creo que, para poder encaminarnos hacia un futuro más próspero, primero tenemos que entender de donde vienen estos problemas y no simplemente descartarlos ¡Ocultarlos debajo de la alfombra ya no sirve! (sobre todo porque las híper-redes en las que vivimos habilitan que su mensaje de frustración sea expansivo y contagioso).

En mi búsqueda, acabé leyendo un poco sobre la radicalización del individuo, e intente reflejar algunos de sus aspectos y escalones de manera cruda (respetando la estética elegida para el juego). Acabó creándose la imagen de una persona que seguramente no exista pero, si lo hiciese, probablemente estaba presente en la revuelta del capitolio.

Ciertamente, vivimos en tiempos interesantes.

La siguiente sección explica un poco la simbología que intente reflejar en el juego. De preferencia juegue al juego antes de continuar leyendo para garantizar que su interpretación este libre de influencias. Lo que sigue es mi propia lectura, cada quien puede tener la suya propia.

El trompetista

Originalmente era un juego de palabras simple. Dado que el instrumento musical trompeta en ingles se escribe trumpet, era inevitable realizar ese gracioso arrime al fanatismo político que inspiró su desarrollo. Luego, se creo la figura del trompetista que aparecería en momentos de revuelo y alboroto, recodando un poco de aquella figura del jazz que ocasionalmente invade la armonía musical para generar un perfecto caos. Finalmente, se convirtió en una metáfora.

El trompetista, al hablarle por primera vez, dice que quienes se criaron en entornos ruidosos son más propensos a encontrarse a gusto con el sonido de las trompetas. Esto funcionaría como guiño a la vida del personaje quien, si se ha hablado con los personajes de su hogar, encontrara un xenofóbico en su hermano, un trabajador de vieja monta en su padre y un programa televisivo que echa culpas en la sala. El ruido al que refiere el trompetista es a la hostilidad, no necesariamente dirigida hacia él, pero siempre presente.

La primera aparición del trompetista no es casual, apareciendo al inicio de la caída luego de una aparente mejoría. Durante la gestión trumpista los personajes parecen haber mejorado sus condiciones de vida (reapertura de la mina, nuevo sentimiento de unidad), pero todo ello amenazado con la llegada del «virus chino». La trompeta es un instrumento bélico, llama a las armas, comanda las tropas. En este caso, comienza a llamar al descontento. E incluso, tras entrar al bar, su sonido aún puede sentirse en las orejas del personaje. Una vez sentida, su presencia es difícilmente escapable.

Primera aparición, luego del inicio de la pandemia

A partir de este momento, el trompetista estará presente en todas las grandes aglomeraciones, tocando para su público furioso hasta que eventualmente se hará presente en la revuelta del capitolio, donde se podrá volver a hablar con él. Allí el referirá que el personaje ha seguido el sonido de las notas musicales de la trompeta (ha seguido el llamado del descontento), presente en estadios y aglomeraciones. Ha seguido a la multitud, se ha contagiado de la ira.

Este juego busca poner sobre la mesa, aunque sea de forma cómicamente simplificada, la ceguera sentimental de personajes que se ven influenciados por su entorno. Para solucionar nuestros problemas sin llegar a la violencia política, es necesario empezar a ver a estos alborotadores como personas llevadas por una necesidad de mejoría o un pánico a la recaída. Porque el cambio del status quo asusta muchísimo, y las trompetas son fáciles de ser escuchadas.

Y no se vaya a confundir, estimado lector. Si bien The Trumpeter esta basado en hechos actuales sobre un partido político particular en un país especifico, sus reflexiones son aplicables a cualquier corriente de pensamiento (política, religiosa, fanática, etc.), en cualquier lugar y cualquier tiempo. Un tester, de hecho, pensaba que el juego trataba de un cierto partido populista de hemisferio sur. Cambian las caretas, pero los sentimientos de los que se aprovechan siguen siendo los mismos…

Publicado por Borza

Muy alegre y, aveces, un pensador delirante.

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